Primera noche de viernes en un junio extraño, nublado, en el barrio de San Telmo y las puertas de Pista Urbana abiertas para recibirnos.
El amigo Mario Cárdenas asoma casi al compás del piano de Victor Simon y despliega todo su arsenal lleno de melodías tangueras, lunfardo, grotesco y emoción.
Todo aquel que se precie de porteño, le guste el tango o necesite recurrir a la memoria de algún padre o abuelo amante de esa música, no puede dejar de conmoverse, de sentirse un poco Mario Cárdenas.
Su cadencia y esa especial caricia al bandoneón se emparda junto a la dulce voz de Dulcinemma con su manojo de canciones de Charly García, además de “un ángel reparador” como Gonzalo Javier Alvarez con un registro vocal que retumbó en toda la sala (lo recordamos de su paso por “Stefano”).
En nombre de “Mañana puede ser tarde” agradecemos profundamente la posibilidad de disfrutar tamaño espectáculo.
Fue su último espectáculo pero prometió más. ¿Volverá “Manuel Cárdenas”?
¡ Luis Longhi un maestro !