De Patricia Zangaro. Dirigida por Carlos Ianni. Con Ana María Castel, Guido D` Albo, Teresita Galimany y José María López, En CELCIT. Moreno 431, CABA. Funciones: sábado 19:00 hs,

Seguramente más de una vez nos preguntamos: ¿Las palabras tienen dueño? O… si ampliamos el concepto: ¿Los géneros literarios poseen un propietario? O… si nos cuestionamos específicamente sobre alguna idea expresada: ¿A quién pertenecen los parlamentos de una obra de teatro? ¿A su autor, al personaje o a quien los recepciona?

Transoceánica es una obra que indaga sobre estas cuestiones en el contexto de un homenaje a Griselda Gambaro y a José Sanchis Sinisterra, sin nombrarlos específicamente, sólo denominándolos con los “impersonales pronombres personales” de ELLA y ÉL. Este juego de palabras simboliza la cuestión de la autoría/posesión.

Es un diálogo ficticio entre los dos autores comprometidos con las cuestiones sociales. Ambos son dramaturgos contemporáneos. ELLA es argentina, ÉL es español. Sus obras son como puentes transoceánicos, enlazan a ambos continentes porque abordan las mismas temáticas sobre conflictos humanos que han estado sin visibilizar, ante la amenaza de dictaduras cuyo lema era: “De eso no se habla”. (Caso contrario, en el mejor de los casos, deberán exiliarse, como le sucedió a Gambaro) Ambos escritores supieron manejar la metáfora, la alegoría y las diferentes capas de sentido para resguardar lo que querían expresar.

La dramaturga Patricia Zangaro, se apropia no solo de las vocales del apellido de Griselda, también lo hace con su obra. Selecciona más de una docena de parlamentos de diferentes dramaturgias de Gambaro y otras tantas de Sanchis Sinisterra. Las enlaza en una charla de dos amigos entrañables que se admiran mutuamente. Los enfrenta en un cambio de opiniones y los vuelve a unir por medio del humor. Los textos son representados mayormente por los personajes de sus obras.

Carlos Ianni apunta a una puesta austera, donde la palabra brilla por ser tan protagonista como los actores. Logra con una escenografía despojada, crear micro-espacios para representar las micro temporalidades de cada fragmento de obra.

Ana María Castel compone a una Griselda Gambaro llena de un humor inteligente que en la pulseada verbal, un par de veces le saca ventaja a José Sanchis Sinisterra, interpretado por José María López, quién se explaya sobre el concepto de la teatralidad menor con un acento ibérico.

Los diferentes personajes que se adjudican la propiedad de los textos, los interpretan Teresita Galimany y Guido D´Albo.  Ambos nos llevan a recorrer los diferentes microclimas de los fragmentos de las obras citadas, con una plasticidad histriónica que los hace entrar y salir de cada personaje en segundos y solo con el recurso de un elemento, su corporeidad y su voz. Hermosa la escena de Querido Ibsen: soy Nora, donde la obra emblemática del feminismo devela que fue escrita por alguien que más que comprender a su personaje, la juzga.

El plus de Transoceánica son las citas a los teóricos del teatro. Un gesto que agrada a quienes los hemos leído y motiva a investigar sobre ellos, a los que poseen espíritus curiosos. Me fui pensando en Roland Barthes, en su obra “La muerte de un autor” donde adjudica la propiedad del texto a los espectadores que ponen en marcha su pensamiento después de disfrutar de una muy buena obra.